Modas de época estival
y estética aparte, el oscurecimiento de nuestra piel al estar en
contacto con los rayos del sol se debe a una acción de autoprotección
que tiene nuestro organismo ante una sobreexposición bajo los rayos
ultravioletas.
La primera barrera que se
encuentran los rayos ultravioleta es la capa de ozono, la cual evita que
traspasen cierto tipos de rayos altamente perjudiciales para nuestra
piel.
El
segundo escudo de protección, ante la agresión del sol, la realiza
(como ya he comentado) nuestro propio organismo, gracias a una mayor
producción de melanina, que es el pigmento que se encarga de oscurecer nuestra piel, pero también el que determina el color de nuestro cabello, entre otras funciones que tiene.
Gracias
a oscurecerla (broncear), la melanina evita que los rayos ultravioleta,
que han entrado en contacto con la piel, puedan alterar nuestro ADN.
Evidentemente,
cada persona tiene un tipo de piel diferente y a cada una le afecta de
un modo u otro la radiación del sol. Hay quien se pone directamente
morena tras un par de horas expuesta a los rayos ultravioleta, quien
necesita varias horas e incluso días para alcanzar un tono tostado y quien se quema y pone rojo como una gamba, tras estar unos pocos minutos recibiendo sol sobre su piel.
Desde
hace bastantes años los dermatólogos y especialistas médicos están
poniendo mucho empeño en concienciarnos para que usemos cremas de
protección solar para así evitar cualquier tipo de quemadura solar, pero
sobre todo con el fin de impedir cualquier factor de riesgo ante un
posible cáncer de piel, en aumento desde la disminución de la capa de
ozono.
Cuanto más sol tomemos más melanina deberíamos
producir, aunque no todas las personas tenemos/producimos la misma
cantidad de este pigmento ante la exposición solar, debido a que cada
tipo de piel tiene un ‘fototipo’ diferente.
Los
diferentes fototipos de piel son seis y en función del que cada persona
tenga fabricará una cantidad de melanina u otra y, por lo tanto, podrá
exponerse al sol con mayor o menor peligro para la salud:
Fototipo I: pelirrojos, de piel muy blanca.
Fototipo II: rubios, de piel blanca.
Fototipo III: castaños, de piel clara.
Fototipo IV: castaños oscuro, de piel morena.
Fototipo V: castaños muy oscuros, piel muy morena tipo árabe o india.
Fototipo VI: piel negra.
Podríamos añadir a esta lista un séptimo fototipo (al que se le adjudica el 0) y que se refiere a los albinos, personas que no producen el pigmento de la melanina y por lo cual no pueden o no deben exponerse al sol bajo ninguna circunstancia por su propia seguridad.
Fuente de la imagen: servicio de Google Imágenes.