"Venga ya. Esto tiene que ser una broma". Fueron las primeras palabras que abordaron mi cabezota cuando empecé a leer sobre los rumores de que podía llegar el "Universo Sálvame" a RTVE. No podía ser de otra manera. ¿La Patiño y la Esteban en la 1? Mátame, camión. Pero no, con el paso del tiempo, el rumor se convirtió en realidad, vimos cómo las paseaban entre programas, en descansos de partidos de fútbol y ahora tenemos que aguantar a toda esa patulea de verduleras en la televisión pública. Pa mear y no echar gota, chico...
Llevamos una temporadita de aúpa en la televisión pública. Que si llega Broncano con su programita de marras gracias a "la insistencia" de Moncloa porque no soportan a Motos con un contratazo blindado de dos años a la razón casi de 30 millones de euros (5000 millones de las antiguas pesetas, ná, calderilla); luego que si fichamos a Buenafuente por una pasta (10,3 millones)... Dineral tras dineral para hacer unas audiencias paupérrimas. Total, qué más da si la pagamos entre todos.
Aunque Broncano empezó fuerte su andadura, allá por el mes de septiembre, contra Pablo Motos y su Hormiguero (programa que no soporto y que nunca he aguantado), el paso del tiempo ha hecho que se hunda en audiencia. Ya era un bodrio cuando lo ponían en Movistar+ (programa que, a día de hoy, sigue manteniendo su canal propio en la plataforma, otro motivo más para quedarse, nótese la ironía...), pero tener que aguantar las gracietas de este petardo y todos los membrillos que le rodean pagado, y muy bien, con el dinero de todos, pues da cosica. Cosica que desemboca en mala hostia cuando ves a la novia de Broncano, Silvia Alonso, fardando en sus redes sociales de lujosísimas comodidades, de vacaciones en parajes de ensueño y de demás exquisiteces de multimillonario. Llega a ser un desconocido o un tío más y sin tanto millón y pa rato estás con él, chatunga. PA RATO. Bah...
Por si no teníamos poco, llega Buenafuente a hacer caja a costa de todos con... ¿Otro programa igual que el que tuvo en la TV3 catalana hace más de veinte años, aquel que tuvo en Antena 3 y que luego se pasó a laSexta con más pena que gloria y, años después, se fue a hacer lo mismo a Movistar+? Qué pereza, chico. Y del programa de Marc Giró, "Late Xou", SIN COMENTARIOS.
Para aquel, o aquellos, que le están dando todas estas oportunidades a programas caducos, petardos, de dudosa calidad y de ambiente ciertamente pocilgueño, que se lo mire. Aquí no todo vale. Ni aunque sea para rascar un puñado de votos. No vale "telecinquear" RTVE. "Telecinquear" en términos de telebasura, pues anda que no estuvieron años así con la política nefasta del infame Paolo Vasile (siempre te la tendré jurada por cancelar El Informal para darle más tiempo de emisión diaria a Gran Hermano, capullo) hasta que la gente dijo basta... ¿Cuántos años estuvo en antena "Sálvame"? ¿Quince? Sin comentarios. El hecho de que hayan rescatado ese formato para las tardes de la cadena pública, con la excusa de que "es un programa que ha hecho por la cultura y es del interés de todos", hace que se me revuelvan las tripas. Ver ya a ceporros cósmicos como Kiko Matamoros, Belén Esteban, Rocío Carrasco, Lydia Lozano, María Patiño, Alba Carrillo o Marta Riesco riéndose de todo y de todos a diario, ya me da vomitera. Y si le añades a ese cóctel al petardiz de Aitor Albizua y a la Maestra Liendre que es Inés Hernand (que de mucho habla, demasiado, y poco, o nada entiende), completando este Gabinete Cagalera, como dirían los de Martes y Trece, pues chico, apaga y vámonos.
Da tanto repelús que, hasta los del Consejo de Informativos de RTVE y otras voces autorizadas del ente público han puesto el grito en el cielo con comunicados durísimos... pero qué más da, se les dedican las lindezas de siempre (fachafrancopantano y demás derivados), se les calla o se les jubila de manera anticipada y patapúm palante, como diría Javier Clemente. Hasta tenemos que aguantar en RTVE a la ceporra suprema de Carlota Corredera participando en algunos programas y echando su manita para que se le dé una oportunidad a esa bazofia que ha costado 5,3 millones de euros (casi mil millones de pelas, calderilla también). Y es que, cuando se tuvo que posponer hasta en tres ocasiones su estreno primero por la muerte del papa Francisco, luego por el apagón general (que no hay prisa en saber el motivo hasta que tengas bien montado el relato, ¿eh, Pedrete?) y, el día del estreno, cayeron chuzos de punta en aquel... ¿cutredesfile chusquero?, pues alguna señal había...
Y apaga y vámonos de verdad, porque lo que han hecho con La 2 tampoco tiene nombre. Colar al sectario de Cintora (otra vez) por las tardes, por si no teníamos suficiente con aguantar a los comisarios de La Verdad Chachipiruli Javier Ruiz y Silvia Intxaurrondo por las mañanas, en esa pestilencia matinal o a la chalada de Henar Álvarez (¿la gracia dónde te la has dejado, querida?) los sábados por la noche con sus invitados de calité, dan ganas de echar a correr y no parar. Y eso que aquí, en Zaragoza, no vemos la desconexión catalana, porque tener que aguantar también a la soplagaitas de Gemma Nierga en su magacín matinal cada día... agüita.
Tampoco es que las otras cadenas estén para echar cohetes. Entre los programas y series de Antena 3 entre tanto anuncio (que siempre son los más vistos y se mueren de éxito, aunque sean petardadas supinas), Cuatro y su bucle de emisión de películas junto con Horizonte y Cuarto Milenio (lo único potable a día de hoy) y TeleCinco y sus intentos por huir de la telebasura emitiendo... un poquito menos telebasura, pues menudo panorama.
Me da la impresión de que nunca ha habido una televisión de tan mala calidad en España. Nunca. Antes, hace tiempo, siempre encontrabas alguna opción para cada día. Qué lejos quedan aquellos tiempos en los que se emitían programas culturales de verdad, debates con intelectuales y no con toda esta reata de tertulianos profesionales que no sabrían hacer la O ni con un compás (Balbín debe estar revolviéndose y más ahora, viendo a su hijito Gonzalito Balbín, perdón, Miró, dando lecciones de mamporrerismo y cómo lo dejan con el culo al aire día sí, día también), se emitían documentales que merecían la pena o había entretenimiento para toda la familia sin tener que recurrir a la zafiedad ni a las mamarrachadas que hay que aguantar día a día. La televisión española actual se ha convertido en una espantosa ciénaga en la que lo único soportable de ver son los anuncios de colonias y el canal del tarot. Qué triste. Por lo menos, aún nos queda Saber y Ganar...
Para ser mi primera entrada en años hablando sobre la tele me he quedado a gusto. Hala.