lunes, 18 de diciembre de 2017

Unas cuantas curiosidades sobre la Navidad (I)


Ahora que estamos en plena época prenavideña y que el Adviento ya se está acercando a su final, he pensado que podría ser interesante publicar una serie de curiosidades acerca de algunas costumbres navideñas. Conocer su origen para comprender su razón de ser. Como van a ser un puñado de curiosidades, durante esta semana las iré publicando para crear un mayor ambiente navideño. Espero que la lectura os sea amena y que, cuando os acosteis, sepais más cosas. Sin más dilación, aquí las tenéis...

El origen de las tarjetas navideñas

En la actualidad, la mayoría de nosotros felicitamos las fiestas mediante el envío de mensajes de WhatsApp o dejando alguna nota junto a una imagen o GIF a través de nuestras redes sociales. Sin embargo, hasta hace unos años, lo propio era hacerlo enviando por correo postal una tarjeta navideña a aquellos quienes consideramos nuestros allegados (familia, amigos, compañeros de trabajo, etc.).

Esta costumbre se estuvo llevando a cabo durante algo más de un siglo y medio, aunque cabe destacar que durante los primeros cincuenta años fue algo realizado exclusivamente por las clases más pudientes de la sociedad.

Las tarjetas navideñas o christmas fueron inventados en 1843 por sir Henry Cole, quien encargó a su amigo, el ilustrador John Calcott Horsley, que le dibujara y pintara una estampa típicamente navideña, con el propósito de ir a una imprenta para que le hiciera varias copias y que, posteriormente, pudiera escribir en ellas unos breves deseos de felicidad, firmarlas y enviarlas por correo a sus familiares y amigos.


La postal navideña realizada por el dibujante representaba a una familia que brindaba por sus amigos ausentes. Como llegó a imprimir más tarjetas de las que necesitaba, vendió las restantes al precio de un chelín. La idea de Henry Cole pareció gustar a algunos sectores de la aristocracia británica que imitaron en los años posteriores la idea. En 1862 ya se imprimían tarjetas navideñas en serie, convirtiéndose en un rotundo éxito. En el año 1893 la costumbre recibió la confirmación real cuando la Reina Victoria encargó 1000 tarjetas a una imprenta y felicitó con ellas a todas las Casa Reales, a los aristócratas y las personas afines a la monarquía británica. A partir de ahí la popularización de las mismas fue total, convirtiéndose en una de las costumbres que más personas realizaban al acercarse las navidades.

El origen del árbol de Navidad

Uno de los elementos que no suele faltar en casi ningún hogar, comercio o plaza principal de una población es el típico árbol de Navidad, decorado con sus guirnaldas, espumillones, bolas y luces.

Existen numerosas teorías sobre cuál es el origen de este elemento tan significativo de la Navidad, pero la mayoría de expertos apuntan a que es la consecuencia de una antiquísima tradición que realizaban los Celtas, quienes con la llegada del solsticio de invierno realizaban una ofrenda a Frey (el dios del Sol y la fertilidad), adornando un árbol al que denominaban ‘Idrasil’ o 'Yggdrasil' (el Árbol de la vida o el Fresno del Universo).

Parece ser que, en el siglo VIII, el religioso Bonifacio (santificado tras su muerte en el año 754) fue enviado por el papa Gregorio II a evangelizar los países de centroeuropa y al llegar a Alemania se encontró con la antigua tradición celta y la reconvirtió en una costumbre cristiana, decorando y dedicando un árbol al natalicio del Mesías. No obstante, todavía tendría que pasar algo más de un milenio para que el árbol de Navidad tal y como lo conocemos hoy en día se popularizase. Fue a partir de 1840, cuando la Reina Victoria del Reino Unido contrajo matrimonio con el príncipe alemán Alberto de Sajonia, quien llevó hasta Inglaterra la costumbre de adornar un árbol.


Podríamos decir que la Reina Victoria y su familia fueron unos auténticos ‘influencers’ de su época, ya que toda aquellas costumbres que realizaban acababan siendo copiadas por el resto de ciudadanos británicos y por otras casas reales europeas.

Las primeras luces de Navidad

Las primeras luces de Navidad aparecieron tan solo tres años después de que Thomas Alva Edison patentase la lámpara incandescente de filamento de carbono que comercializaría con éxito. Lo que nosotros conocemos como bombilla (a pesar de que es de sobra conocido que el invento de la bombilla se lo debemos realmente a Joseph Wilson Swan, aunque por largo tiempo se le atribuyó a Edison). El hecho de que mencione a Edison es porque su socio, Edward Johnson, fue quien decidió iluminar con unas cuantas lámparas incandescentes el árbol de Navidad que había colocado en el jardín de su casa de Nueva York en 1882, iniciándose así otra de las tradiciones navideñas más populares.


El origen de la ‘Flor de Pascua’

Este es otro de los elementos navideños que en su origen nada tenía que ver con tal celebración y que se convirtió en todo un símbolo al llegar estas fechas.

Conocida comúnmente como ‘Flor de Pascua’, ‘Flor de Navidad’ o Poinsettia, esta planta originaria de México, tenía un importante simbolismo para la cultura azteca, siendo utilizada como remedio medicinal y ofrenda para sus dioses. Fue en el siglo XVI cuando los frailes franciscanos que se encontraban evangelizando a la población de Taxco de Alarcón (México) decidieron utilizarla como adorno floral durante las fiestas navideñas.

Sin embargo, a quien le debemos su popularización y que llegase a adornar la práctica totalidad de los hogares durante la Navidad, además de convertirse en una costumbre obsequiarla en los días previos, fue el estadounidense Joel Roberts Poinsett, quien fue enviado por su amigo, el presidente John Quincy Adams, como embajador de los Estados Unidos en México (entre 1825 y 1829) y fue en uno de sus múltiples viajes que realizó por el país cuando se encontró con esta vistosa planta de hojas rojas que llamó su atención.


El señor Poinsett, además de diplomático, tenía la carrera de medicina y era un ferviente apasionado a la botánica, por lo que recogió unos esquejes de la planta y se los llevó consigo al invernadero que poseía en Greenville (Carolina del Sur) donde se dedicó a su cultivo y desarrollo. Se le ocurrió regalar esa planta a sus amistades por navidad (entre ellas a la ya entonces ex Primera Dama Louisa Adams) y así nació una entrañable tradición que fue cogiendo cada vez más y más fuerza.

Cabe destacar que en Estados Unidos el 12 de diciembre se celebra el Día Nacional de la Poinsettia, una festividad en conmemoración y recuerdo a la fecha en que falleció Joel Roberts Poinsett.

El origen de los villancicos navideños

Otro de los elementos más característicos de las fiestas navideñas son los tradicionales villancicos. Los villancicos son unas melodiosas y pegadizas canciones que suenan por los altavoces de centros comerciales, comercios, calles o que son cantados en casi todos los hogares cuando se reúne la familia y los amigos.

En este caso, su origen tampoco tiene nada que ver con la Navidad sino que eran alegres cancioncillas que se cantaban en la Edad Media en las villas y cuyas letras explicaban los acontecimientos que habían tenido lugar en dichas poblaciones a lo largo del año: amores y desamores, fallecimientos y todo aquello que era de interés del pueblo. Por llamarlo de algún modo, eran los noticieros rurales de la época. Y fue precisamente al ser cantados por los habitantes de las villas de donde recibe su nombre de villancicos.


El hecho de que los lugareños memorizasen mucho mejor las letras de esas canciones que los mensajes evangélicos hizo pensar a los religiosos que un modo sencillo de hacerles aprender las historias de las Sagradas Escrituras era utilizando esas cancioncillas y modificándoles la letra, por lo que en las iglesias los sacerdotes empezaron a emplearlas en los Santos Oficios hablando del nacimiento de Jesús, la Virgen María y todo lo que tenía relación con la Navidad.

Con el tiempo los villancicos de corte religioso perduraron y los originales fueron desapareciendo.

El origen de la Lotería de Navidad

El primer sorteo extraordinario de la lotería de navidad se celebró el 18 de diciembre de 1812 y en su origen recibió el nombre de ‘Lotería Moderna’ para diferenciarla de la lotería Primitiva (creada en 1763). 

Este sorteo fue pensado como un medio eficaz de aumentar los ingresos del erario público sin ser un quebranto para los contribuyentes, tal y como ideó su creador, el ministro de la Cámara de Indias, Ciriaco González Carvajal.

Al principio, se le llamaba de manera no oficial, como Sorteo de Navidad a partir de 1892 y cinco años más tarde, en 1897, esa denominación ya aparecía en los billetes de lotería.



Durante el primer siglo en vigencia de la Lotería de Navidad, los números que estaban impresos en papeles eran cantados uno por uno tal y como se hace en un sorteo ordinario (unidades, decenas, centenas, unidades de millar…). No fue hasta 1913 cuando se comenzaron a utilizar los bombos y las bolas de madera con la numeración completa en cada una, tal y como sigue realizándose hoy en día todos los 22 de diciembre.

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